La indefensión aprendida es la condición en la que una persona o animal aprenden a quedarse inactivo en una situación de peligro. La persona no reacciona aun cuando esta situación es muy dolorosa física y mentalmente. El individuo siente no tener la capacidad para hacer nada para defenderse, a pesar de tener la oportunidad de liberarse de dicha circunstancia desagradable.
Datos experimentales
Esta situación fue descubierta por Martin Seliman cuando durante una investigación sobre depresión. Este se planteó la pregunta de porqué los animales en algún momento determinado dejan de luchar por liberarse de la situación de peligro.
Para la primera parte de su experimento Seliman tomo tres grupos de perros. El primer grupo lo encerró en una jaula. Al segundo los amarró en la jaula y le daba choques eléctricos de manera aleatoria y les puso una palanca con la cual estos podían detener los choques. Al tercer grupo los amarró en la jaula, les daba choques eléctricos como al segundo, pero la palanca del tercer grupo no detenía los choques.
En la segunda parte de su experimento llevo los tres grupos de perros a la jaula. Al darle los choques eléctricos pudo notar como el primer y el segundo grupo inmediatamente ejercieron la acción de salvarse de la situación. Contrario a estos la mayoría de los perros del grupo tres se quedaron quietos y solo gemían cada vez que experimentaban el choque eléctrico.
Mas adelante se comprobó que algunas personas generan el mismo comportamiento cuando experimentan falta de control sobre el ambiente que los rodea. Estos tambien sienten que no pueden hacer nada para mejorar la situación.
Señales de la indefensión aprendida
Cuando una persona comienza a sufrir de este síndrome comienza a hacer poco esfuerzo o ninguno para salir de ciertas situaciones que los incomoda. El individuo no siente ningún tipo de motivación para hacer nada, ni siquiera para librarse del dolor.
Por ejemplo, una mujer que comienza a sufrir de maltratos por parte de su marido puede que al principio intente defenderse. Sin embargo a medida que pasa el tiempo y que los maltratos van aseverizando la mujer aprender que nada puede hacer contra dicha agresión. Incluso llega un momento en el que ella recibe cada maltrato y mientras sufre por el dolor que le causa se mantiene inactiva. Es importante señalar que son muchas las cosas que esta puede hacer para liberarse de su prisión.
Otra señal importante que tienden a dar estos individuos son trastornos como la depresión y la ansiedad. Estos tipos de trastornos son muy comunes en estas personas porque se desarrollan debido a la afección del estado de ánimo. A medida que la persona se ve más afectada llega a un estado donde no comprende la solución al problema aunque resalte a la vista.
Podríamos decir que las señales de la indefensión aprendida las podemos encontrar en la motivación, el estado de ánimo y la cognición de las personas.
¿Cómo se desarrolla la indefensión aprendida?
Es increíble lo fácil que se puede desarrollar este síndrome y como cada ser humano que tenga emociones es vulnerable a padecerlo. Se puede señalar que es muy poco probable que a las personas se les enseñe desde temprana edad a tener control de sus emociones.
Solo se tiene que exponer a la víctima a situaciones que le provoquen sufrimientos por un tiempo prolongado. Situaciones tales como el acoso escolar y la sobrecarga de trabajo. Incluso la mayoría de las personas que sufren de este síndrome vienen de familia donde se experimenta la violencia tanto física como psicológica. Se puede decir que casi el cien por ciento de las mujeres que sufren de abusos domestico son víctimas de la indefensión aprendida.
La indefensión aprendida se desarrolla cuando una persona es expuesta prolongadamente a una situación dolorosa, donde no tiene el control de las circunstancias. Así pues, los individuos más propensos a sufrir de este síndrome son las personas que son víctimas de violencia intrafamiliar.
Solución al síndrome de la indefensión aprendida
Es importante saber que las víctimas de indefensión aprendidas tienen una enfermedad que no se puede curar con el hecho de decirle que se curen. Una persona con este síndrome no dejar de tenerlo porque se le diga que tiene un problema.
Las personas con este síndrome no tienen la capacidad de ver la solución a su problema, aunque este frente a sus ojos. De hecho muchos ni siquiera pueden darse cuenta de que tienen un problema. Por lo tanto, no se le puede ayudar diciéndole que hacer ni como salir del problema.
Hay más personas de las que puedes imaginar que se encuentran encadenadas con sus propias cadenas. Mucha gente se encuentra metida en una situación de dolor donde los únicos que no pueden ver la salida son ellos mismos. Estas personas se encuentran en por todas partes incluso a tu alrededor.
La buena noticia es que no hay un problema al que no se le pueda encontrar la solución. Lo que hay que hacer es devolverle a la víctima su autoestima. Provocar que recupere la confianza en sí mismo y que de esta manera pueda poco a poco tomar el control de su propia vida. Hay terapias con las cuales el terapeuta enseña al paciente a desaprender las conductas que les impiden accionar frente a las situaciones dolorosas. De este modo, les enseña a reestructurar sus pensamientos de manera que puedan comenzar a tomar el control de sus emociones.
Mientras tanto debemos tomar conciencia de lo importante que es comenzar a estudiar nuestras emociones con el fin de poder fortalecerlas. De esta manera ni el acoso escolar, ni la violencia familiar o de pareja podrá robarnos el control sobre nuestra vida.